Panamá: Hay agentes dobles en la Policía Nacional
Marco A. Gandásegui, h.(*)
Panamá
ha sido desde la segunda guerra mundial, a mediados del siglo pasado,
un centro internacional de distribución y control de drogas de EEUU. En
1953 se creó la Guardia Nacional – policía militarizada – para mejorar
el control sobre el tráfico de la droga. Es un secreto a voces que el
presidente José A. Remón fue asesinado en 1955 por sicarios de la mafia
norteamericana como muestra de intolerancia por parte de Washington en
torno al control del tráfico ilícito de estupefacientes. La Guardia
Nacional – entre 1953 y 1983 – siempre estuvo penetrada por la CIA y en
su momento por la DEA (Agencia de Control de Drogas), instancias
gubernamentales de EEUU. Entre 1983 y 1989, las Fuerzas de Defensa (FDP)
se encargaron de las relaciones con EEUU, que mantuvo un estricto
control sobre el tráfico de drogas por Panamá.
EEUU
divulgó en la década de 1980 que el general Manuel A. Noriega, jefe de
las FDP, era un doble agente ya que recibía pagos de la CIA, agencia de
seguridad norteamericana. Incluso, aseguraba que Noriega fue reclutado
por la CIA en la década de 1950 cuando era estudiante. Es muy probable
que Noriega no era el único que se encontraba en las planillas del
gobierno norteamericano. En la actualidad, se ha dado a conocer que
personal de las instituciones de seguridad panameñas, entre ellas la
Policía Nacional, son agentes pagados por EEUU. El gobierno panameño,
para sorpresa de todos los interesados en la integridad nacional,
aparentemente ha aceptado esta práctica y considera que los oficiales de
Policía no deben ser removidos de sus cargos.
En
la actualidad, no es muy claro que instancias panameñas han reemplazado
a los militares del período entre 1953 y 1989 en las relaciones con
EEUU en todo lo relacionado con el tráfico de drogas. Después de la
invasión militar norteamericana de 1989, EEUU trasladó el poder político
en el país del cuartel de las FDP a la Presidencia de la República. Las
oficinas del Palacio de las Garzas fueron ocupadas por especialistas
militares norteamericanos quienes crearon una estructura que poco a poco
logró convertirse en el “núcleo duro” del poder en Panamá. Los cables
de la Embajada de EEUU, filtrados por Wikileaks, dan cuenta del
funcionamiento del sistema que mantiene EEUU dentro del gobierno
panameño para controlarlo y, especialmente, para dirigir el tráfico de
drogas.
Según
los cables de la Embajada de EEUU, capturados y difundidos por
Wikileaks, Washington paga a funcionarios panameños para obtener
información ilegalmente en Panamá. Según una alta fuente vinculada al
Ministerio Público, que pidió mantener su identidad en reserva, “los
norteamericanos son los que más se benefician de estas operaciones”.
Este funcionario le aseguró a un diario de la capital panameña que todo
es parte de los acuerdos de cooperación con EEUU para el combate contra
la droga. Agregó que el tema del pago de salarios a funcionarios no está
contenido en ningún documento. “Son acuerdos verbales entre las dos
partes”, señaló. Explicó que la mayoría de estas operaciones se realizan
a través de asistencias judiciales.
El
mismo diario también entrevistó a un exviceministro de Seguridad, quien
solicitó que se le respetara su anonimato, advirtió que eso de recibir
salarios de dos gobiernos “es altamente sospechoso”. Aseguró que esta
práctica puede prestarse para “traición a la patria”. No obstante, el ex
director de la Policía dijo que no hace falta introducir una ley para
concluir que esa práctica es ilegal, porque a todas luces lo es. “El
miembro de la policía que recibe un estipendio extraoficialmente por su
función, ya sea por un acto bueno o malo, está cometiendo un delito”.
Aseguró que “es un tema altamente sensible porque EEUU está pagando para
recibir información para su beneficio”.
Según
los cables difundidos, el cuerpo élite de los espías está bajo el mando
del gobierno de Panamá, son equipados por EEUU, están asesorados por la
DEA y reciben pagos de los dos países. Se dedican a recolectar
información sensitiva y, en ocasiones, también participan de manera
encubierta en operativos para cazar a narcotraficantes y decomisar
drogas. Los miembros de este secreto “cuerpo élite” necesitan la
bendición de la DEA para operar. Son entrenados en tácticas especiales
en la base de la DEA en Quantico, Virginia, EEUU. En otras palabras, son
los hombres de confianza de Washington en Panamá.
La
operación Matador – intervenciones telefónicas de funcionarios
panameños pagados por EEUU – se atribuye la intercepción de 200 números
de celulares “sucios”. Según las autoridades diplomáticas de EEUU,
pertenecen a traficantes de drogas y a personas vinculadas con las
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). La operación
Matador, que de acuerdo al ministro de Seguridad, José Raúl Mulino, aún
está en marcha, es financiada por la DEA y la Sección Antinarcóticos de
la embajada de EEUU.
Para
la formación de los agentes policivos a cargo de las escuchas, EEUU
invirtió más de un millón de dólares, según los reportes. La operación
Matador dejó de ser un secreto cuando Wikileaks comenzó a divulgar los
primeros cables de la Embajada de EEUU en Panamá. En su momento pusieron
al descubierto los supuestos deseos del presidente Ricardo Martinelli
de usar este sistema para interceptar los teléfonos de sus opositores.
Panamá, 28 de julio de 2011.
(*)
Marco A. Gandásegui, hijo, es docente de la Universidad de Panamá e
investigador asociado del Centro de Estudios Latinoamericanos (CELA)
Justo Arosemena.
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Un millonario presupuesto gastan cada día para trabajar para Tío Sam, so pretexto, de la guerra al narcotráfico, el cual es un asunto que paradójicamente a los esperado, ha ido in crescendo conforme pasa el tiempo. La idea es quedar bien con el amo del norte, como agentes serviles del sur.